Tuvimos varias invitaciones de despedida, de hecho nos tocó agendarnos para poder organizar todo, ya que no solo eran despedidas sino también las diligencias de papeles, además de que el clima en Bogota estaba muy lluvioso y Mateo seguía enfermo, por lo que no podíamos ir a todo con el, de hecho el doctor le dio un mes de incapacidad por lo que decidimos retirarlo de una vez del jardín infantil.
Las despedidas comenzaron bastante suaves en cuanto a lo emocional, amigos, familiares en tercer grado, luego los de segundo… hasta ahí íbamos bien, comimos muy rico, comimos mucho, comimos mejor de lo que se come en Diciembre; compartimos momentos muy ricos, charlamos del proceso a Canadá y de las cosas que sabíamos del país hasta el agotamiento… de hecho llegaba el momento en que no queríamos hablar mas de eso. A la par seguíamos haciendo todas las diligencias de autenticación de papeles, pasando de fila en fila, momentos interminables de burocracia, pero así es la vida!
Cada que mirábamos el calendario, nos dábamos cuenta de lo cerca que estábamos de irnos y de lo apretado que se volvía el tiempo para hacer todo lo que queríamos… en lo personal, yo estaba en un dilema muy grande, había dos despedidas que se me cruzaban, una general con toda la familia de MaFe (o al menos así me lo habían planteado) y otra en el apartamento de mi hermana, con el marido de ella y mi mama… situación dura, porque se nos cruzaba todo para el mismo fin de semana, y mi hermana trabaja los sábados también… gracias a Dios todo se pudo solucionar.
Y realmente esas fueron las mas duras, las de los parientes mas cercanos, las de tu familia directa… las que te hacen recordar lo especial que eres para ellos y te hace ver la despedida como el inicio de un desapego… es duro, muy duro. Las despedidas tienen un ingrediente especial que las hacen complicadas, y es que cuando vas a una de ellas, tu renuevas sentimientos con la persona que te invita… no se si me hago entender, pero hay gente con la cual uno muy de vez en cuando se habla, gente a la que uno quiere, pero de una manera pasiva, sencillamente sabiendo que hay un lazo afectivo y ya, pero cuando los ves en una despedida, renuevas todo ese amor que sientes por ellos y tan pronto cruzas la puerta de su casa al salir, ya comienzas a extrañar a esa persona, cosa que no te pasaba antes.
En la despedida general (donde estuvieron todos y todas), Mateo se robo el show, hasta se echo la gaseosa por la cabeza solo para hacer reír a la gente, bailo con los mariachis que nuestras madres contrataron, y eso fue otra cuestión muy emotiva, ya que una de las canciones que ellas eligieron fue Un Beso Y Una Flor, de Nino Bravo… wow, sin palabras!, estábamos para recoger con cuchara esa noche.
Las despedidas comenzaron bastante suaves en cuanto a lo emocional, amigos, familiares en tercer grado, luego los de segundo… hasta ahí íbamos bien, comimos muy rico, comimos mucho, comimos mejor de lo que se come en Diciembre; compartimos momentos muy ricos, charlamos del proceso a Canadá y de las cosas que sabíamos del país hasta el agotamiento… de hecho llegaba el momento en que no queríamos hablar mas de eso. A la par seguíamos haciendo todas las diligencias de autenticación de papeles, pasando de fila en fila, momentos interminables de burocracia, pero así es la vida!
Cada que mirábamos el calendario, nos dábamos cuenta de lo cerca que estábamos de irnos y de lo apretado que se volvía el tiempo para hacer todo lo que queríamos… en lo personal, yo estaba en un dilema muy grande, había dos despedidas que se me cruzaban, una general con toda la familia de MaFe (o al menos así me lo habían planteado) y otra en el apartamento de mi hermana, con el marido de ella y mi mama… situación dura, porque se nos cruzaba todo para el mismo fin de semana, y mi hermana trabaja los sábados también… gracias a Dios todo se pudo solucionar.
Y realmente esas fueron las mas duras, las de los parientes mas cercanos, las de tu familia directa… las que te hacen recordar lo especial que eres para ellos y te hace ver la despedida como el inicio de un desapego… es duro, muy duro. Las despedidas tienen un ingrediente especial que las hacen complicadas, y es que cuando vas a una de ellas, tu renuevas sentimientos con la persona que te invita… no se si me hago entender, pero hay gente con la cual uno muy de vez en cuando se habla, gente a la que uno quiere, pero de una manera pasiva, sencillamente sabiendo que hay un lazo afectivo y ya, pero cuando los ves en una despedida, renuevas todo ese amor que sientes por ellos y tan pronto cruzas la puerta de su casa al salir, ya comienzas a extrañar a esa persona, cosa que no te pasaba antes.
En la despedida general (donde estuvieron todos y todas), Mateo se robo el show, hasta se echo la gaseosa por la cabeza solo para hacer reír a la gente, bailo con los mariachis que nuestras madres contrataron, y eso fue otra cuestión muy emotiva, ya que una de las canciones que ellas eligieron fue Un Beso Y Una Flor, de Nino Bravo… wow, sin palabras!, estábamos para recoger con cuchara esa noche.
2 comentarios:
Hermanito, no hay palabras para describir el cariño que les tengo a ustedes tres. El recuerdo de esa tarde de domingo en mi casa es inolvidable para mí, al igual que el último abrazo en el aeropuerto... y ya que andamos de bandas sonoras, no puedo dejar de recordar tu regalo de hace 4 años (¡exactamente, hoy es el aniversario de mi salida del hogar materno!) porque también aplica en este caso: "Sail away, sweet brother (...) My heart is always with you (...)I'll always be in love with you...".
Los quiero mucho y los siento muy, muy cerquita.
Mucha suerte en la nueva etapa que comienza, cuenten cuando lleguen!
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